En la Sala Interpretativa de las Muñecas y Judas se muestra toda la información de la tradición más importante y singular de Alamillo, a través paneles explicativos, fotografías, representaciones a escala y videos explicativos y recopilatorios del paso de la tradición.
Calle San Antonio, 1
Mañanas:De 12:30 a 13:30h.
Tardes: De 19:00 a 20:00h.
Mañanas: De 12:30 a 14:00h.
Tardes: De 16:00 a 22:00h.
Mañanas: 12:30h a 13:30h.
La tradición popular más importante de Alamillo, la quema de muñecas y manteo de judas, es una tradición que une lo pagano con lo religioso, siendo un ritual agrario que simboliza el final del invierno y el resurgir de la vida en primavera. La unión con lo religioso es por el pelele llamado Judas y la forma de su destrucción, al hacerse coincidir con el sábado de gloría.
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La construcción de las Muñecas se realiza sobre una cruz de madera que sirve de estructura para su formación, las extremidades de los brazos deben tener unas arandelas, generalmente realizadas de alambre, que posteriormente servirán para poder engancharlas a las cuerdas con las que se les darán vueltas mientrás se quema.
El requisito imprescindible que deben cumplir es estar hechas en su totalidad de papel, exceptuando la cabeza que se confecciona de tela.
Con la cruz desnuda se comienza a superponer capas de papel, generalmente hasta que se le da la forma y grosor deseado con sacos, rematándola con periódicos.
Una vez hecha la construcción principal se procede al diseño. La capa superior que queda a la vista se confecciona con papel de seda de colores, al gusto de las personas que la están fabricando, encontrando muñecas más tradicionales, versiones más modernas, e incluso representando trajes tradicionales de las comunidades.
Una vez terminado el traje se procede a ponerle la cabeza realizada en tela donde se le dibuja la cara, sobre ésta se procede a ponerle el pelo que suele estar hecho con lana.
Los Judas son elaborados con ropas viejas, un pantalón y una camisa, éstas son cosidas por sus extremidades o por la cintura, procediendo a rellenarlas de paja por su interior para formarles el cuerpo, una vez bien rellenos se procede a coserle la cabeza que a su vez también esta rellena de paja, y finalmente se le caracteriza con similitud a la temática que se haya realizado con la Muñeca.
Las Muñecas son expuestas durante el Sábado de Gloria, generalmente en la calle principal del pueblo, Calle Nueva, donde pueden ser observadas por todos los participantes de esta tradición, y valorar el gran trabajo que se ha seguido para ser confeccionadas.
Una vez llegada la noche se comienza a realizar la quema de las Muñecas, se utilizan dos cuerdas que son descolgadas de dos balcones enfrentados, éstas son atadas en las anillas con que cuenta cada muñeca. Una vez atadas, dos mozos tiran de las cuerdas para poner la Muñeca en el aire, donde se prende fuego, cuando comienza arder se procede a darle vueltas en el aire, describiendo círculos, quedando dibujados por el fuego, hasta que se consume todo el papel y queda solamente la cruz.
Durante la quema los espectadores cuentan las vueltas que aguantan ardiendo éstas, al ser un orgullo para el constructor de la muñeca, que haya sido la que más ha resistido al fuego.
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Al sur de la provincia de Ciudad Real, entre los Campos de Calatrava y las estribaciones de Sierra Morena, se extiende el Valle de Alcudia. Paraje de gran interés y valor ecológico; en un extremo de este valle se encuentra Alamillo. Pequeño y agradable pueblo dónde perviven numerosas costumbres.
Alamillo y el valle han establecido desde siempre una relación de simbiosis basada en la ganadería, la agricultura y el magnífico enclave natural que constituyen. Alamillo conserva una antigua costumbre que quizá debido al aislamiento y desconocimiento de la comarca ha pasado desapercibida pese a su singularidad. Aunque existen celebraciones similares en orígenes y ritual, los judas y muñecas de Alamillo, contienen matices ricos y complejos y ese sabor de lo peculiar que los hace tan atractivo para el investigador y el viajero curioso.
Pero, ¿en qué consiste la costumbre?: En Alamillo y durante la Semana Santa, entre Jueves Santo y la mañana del Sábado de Gloria, se construyen los judas y las muñecas. En la tarde del sábado, han de estar todas expuestas en balcones y calles. Pueden colocarse en cualquiera, pero los grupos prefieren la Calle Nueva por ser la principal. Los habitantes del pueblo dedican la tarde a pasear, observando y comentando el trabajo realizado de sus convecinos. Los grupos, o parte de sus componentes, suelen permanecer junto a su pareja de judas y muñecas, acompañándola y mostrándola.
Cercana la media noche, el pueblo entero se concentra en la Calle Nueva donde se quemarán las muñecas, atadas de ambos brazos por cuerdas que las harán girar desde balcones enfrentados. Las personas que se van a encargar de dar comba suben a los balcones. Son mozos jóvenes (raramente chicas), que muchas veces pertenecen a los grupos constructores. Debido al considerable tamaño y peso de algunas muñecas y que tardan bastante en quemarse, para cada una se van turnando en girarlas. Abajo, permanecen varias personas dedicadas a atar las muñecas a las cuerdas por los brazos. Una vez hecho, se tensan las cuerdas desde los balcones; la muñeca queda entonces suspendida en el aire a poca distancia del suelo, le prenden entonces las enaguas de papel y se retiran. Los mozos la elevan despacio y la mueven hacia delante y atrás para que se «empendole» (avivar el fuego) y empiezan a darle comba con fuerza. Las pavesas saltan por los aires y una bola de fuego surca la noche. En ocasiones, se corean el número de vueltas que da la muñeca hasta consumirse ardiendo y dejar, al fin, la cruz que lleva en su interior. Se baja entonces, se descuelga y se cuelga la siguiente.
Una vez que se han quemado todas, el pueblo se dispersa dispuesto a pasar la noche de fiesta hasta la hora de la Misa de Gloria, para los que son creyentes y los no tanto, quedarán disfrutando entre bares y amigos. Muchos enlazaran hasta ser de día y el manteo de Judas. Hace muchos años, se madrugaba para ir a la Misa del Alba, en la que se daba la Procesión del Encuentro de la Madre, la Virgen Dolorosa, con su Hijo el Resucitado y después se manteaban los judas. Pero por abandono y falta de interés, tanto por la iglesia como por el pueblo y sus feligreses, estos actos religiosos, hermosos y de gran vistosidad, se han perdido y olvidado, lamentablemente.
Siendo ya Domingo de Resurrección, los grupos de jóvenes se mueven en busca de sus judas. Se sacan a la calle y con una manta vieja se tiran al aire y se recogen después. Entre risas, bromas y jolgorio se destrozan esparciendo las pajas por todo el pueblo, entablando batallas y forcejeando por los despojos. Entrada la mañana las gentes del pueblo se organizan en partidas de amigos o familiares para comer en el campo: «El día del borrego», se le llama; en el que se consume esta exquisita carne de los corderos del Valle de Alcudia. Se pasa todo el día en el campo y se regresa al anochecer al pueblo dando por finalizada esta fiesta.
La agricultura sobre todo, propicio el descubrimiento del hombre del poder cíclico de la naturaleza en la generación y aniquilación de la vida.
La interpretación de esta tradición que desde la antropología se nos brinda, nos introduce de lleno en los ritos agrarios de nacimiento y muerte.
La vida y la muerte constituyen el ciclo vital, cosechas y alimentos mueren para que nosotros sigamos viviendo…. Los hombres primitivos han sentido como algo mágico las fuerzas de la naturaleza y el poder de esta para crear y destruir. El nacimiento y la muerte, el sol y la lluvia, el día y la noche les habrán atemorizado y extrañado. Por medio del sacrificio intentan comunicarse con esas fuerzas cósmicas ya que el sacrificio es el hilo conductor de los mensajes con el más allá.
La interpretación del sacrificio ígnico de la muñeca comienza por considerar al sol como la imagen cuya representación más cercana es el fuego. Por esta razón intentar por medio de ritos de fuego alcanzar los beneficios que el sol concede a hombres, animales y plantas. La época del año en que estas fiestas del fuego se han dado en Europa es por norma general el solsticio de verano.
A veces, dándole una apariencia cristiana haciéndoles coincidir en algunos casos con festividades religiosas, como la Semana Santa o San Juan.
Son características las ruedas en llamas y movimientos rotatorios de antorchas y fuegos para significar el camino del sol. A este tipo pertenece el festival ígnico en el que participa la Muñeca en su girar y que señala un simbolismo hondamente arraigado de carácter solar o zodiacal. La rueda de fuego simboliza la fuerza cósmica en movimiento.
Tanto el Judas como la Muñeca están inmersos en un ritual de sentido plenamente agrario, en el que se asimila la muerte del invierno y la resurrección y despertar de la vida en la primavera tras el sueño invernal. Identificamos con facilidad al judas como el invierno: que muere, duerme o baja a los infiernos cargado con las culpas de la comunidad que se expulsan así mágicamente. Y la Muñeca con la primavera: que retorna trayendo el sol, la fecundidad y el amor. Son fiestas de exaltación de la vida en manifestaciones múltiples: la vida de los hombres, de los animales y las plantas cuyo principio primordial es el sol y que tiene por objeto la procreación y asegurar así la generación.
Se buscan dos listones de madera y se clavan en cruz. En los extremos, que formarán los brazos, se taladran para pasar dos alambres fuertes, que servirán después para atar las sogas que ayudaran a elevarla y quemarla. Si en la base, se le fijan otros listoncillos en cruces, la muñeca se sostendrá en pie y será más fácil su construcción. Pero eso ya va en gustos. Comenzando de abajo hacia arriba, se van atando con cuerdas manojos de papeles, que pueden ser periódicos o papel de los sacos del pienso de los animales. Y se van creando capas y dándole el mayor volumen posible a la falda, que será después un perfecto combustible para que arda mejor. Se recubren estas capas con papeles más grandes dándole la forma deseada a la falda y empiezan a añadirse los papeles de colores. También de abajo arriba.
Mientras esto sucede, otros se encargan de ir dando formo al torso y brazos liando papel alrededor del listón y a veces sirviéndose de algún sujetador viejo o jersey para armar mejor la figura. Y se recubre todo con papel de seda de colores combinándolos de la forma más llamativa y sugerente hasta llegar a la cabeza, que es una bola de papel, cubierta por un trapo, dónde se dibuja la cara lo más hermosa posible y con un toque de picardía. Como toque final se le añade el pelo, que puede ser de papel en tiras lisas o rizadas, de lana o tela. Es prescriptivo que lleve un gran lazo de papel sobre la cabeza. A veces se introducen entre los pliegues de la falda bolsas de sal gorda para que chisporroteen al arder, y en los últimos tiempos, petardos.
La decoración y utilización de papeles de colores, se dio cuando la economía y las comunicaciones mejoraron. En sus orígenes, la muñeca era muchísimo más tosca y grotesca. Y en su construcción solo se utilizaban papeles de los sacos de los piensos, periódicos o arpilleras. Los vestidos y cuerpos amorfos construidos y decorados con sacos pertenecen al recuerdo.
La evolución hacia los diseños actuales se aceleró sobre todo gracias a la competencia que se dio durante el Concurso y la agresividad por destacar a pesar de la uniformidad que entrañaba el atenerse a las normas que la Tradición imponía.
Los colores y sus combinaciones, las múltiples versiones de muñeca, fueron bastante tardíos. Pasando a ser el traje como elemento de capital importancia dónde se expresa un claro interés estético. Lo habitual es que la muñeca sea una alegre reina de la fiesta, recreación de la belleza, la gracia y el color. Siendo por ello, una expresión de clara de imaginación y creatividad, fantasía y exageración. Esmero en los detalles y adornos que componen su indumentaria. Por lo que cada año, se evoluciona a diseños y estilos cambiantes y novedosos.
Aunque en la actualidad se construye con ropas viejas, usadas y pasadas de moda, en tiempo antiguo el judas se hacía con sacos de arpillera. Se rajaba el saco hasta la mitad, como formando las dos patas del pelele, y la parte superior quedaba entera, formando el cuerpo. En la cintura se le ataba una cuerda y los brazos se construían con otro saco cortado para elaborar los brazos, que se unían, cosiendo, con una aguja gorda, al cuerpo. Una vez hecho esto, se procedía a llenarlo de paja, entonces en abundancia, ya que en cada casa había un pajar y un establo.
Posteriormente, ese relleno se va sustituyendo por papel, al escasear la paja, pero se sigue consiguiendo la paja, a toda costa. Y las ropas, son prendas más actuales que se cosen unas a otras, para formar el cuerpo del judas. Atendiendo a su forma (gordo, delgado, bajo etc.) al tamaño que se pretenda darle y a las que pueden quedar más divertidas, llamativas, que muevan a la burla y a la risa.
La cabeza, será una bolsa de tela, rellena del mismo material y a la que se pinta la cara, con una mueca, gesto o expresión entre graciosa y grotesca. Se le añade pelo, o sombrero destartalado, zapatos, un puro y por supuesto, bigote, corbata, pañuelos etc… En ocasiones, se le pone como nariz, un pimiento seco. Para lograr la jocosidad del espectador porque el judas… «Cuanto más feo más hermoso».
Desde hace varios años, se ha venido estableciendo el Concurso de Judas y Muñecas en Alamillo, con el fin de estimular el interés por mantener viva la costumbre. Se premiaban, económicamente, las tres mejores parejas. Por supuesto que esto contribuyó eficazmente al aumento del número de muñecas y judas, y por consiguiente, también de participantes.
Al principio las bases no determinaban claramente ciertos detalles específicos que se fueron configurando como obligatorios conforme pasaron los años, para poder distinguir lo tradicional de lo novedoso y creativo.
Criterios a tener en cuenta:
La intención de dotar a judas y muñecas de una armonía estética ha revalorado este rito de exaltación a la naturaleza. Partiendo del principio de las rústicas figuras humanas vestidas para ser contempladas y centro de la celebración, hemos llegado al punto en el que el traje se configura como un elemento con signo propio que constituye un motivo formal para la obra artística. La perfecta combinación a la que se ha llegado, demuestra que las figuras alcanzan un alto nivel artístico en su indumentaria, composición y configuración y la plena coordinación de todos sus elementos, de encajes, lazos, puntillas, sombreros y otros muchos y diferentes ornamentos.
Considerando el hecho y la costumbre, se augura órbita de continuo cambio, reflejo de nuevas tendencias y novedades en Muñecas y Judas. Manifestación de símbolos, criticas y aplausos…. Pero aquí quedan los sentimientos de un pueblo, que pone por estandarte su hermosa identidad cultural.
Estas fiestas tradicionales y alegres no son excesivamente frecuentadas por público foráneo, al ser ignoradas debido a la falta de publicidad, pese a ello Alamillo desea abrir los brazos a cualquiera que se sienta interesado en conocer y participar en esta antigua y bellísima fiesta.
Salvadora Moreno Castañeda
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