Calle Ciudad Real, 2.
El Centro de Interpretación del Valle de Alcudia, se encuentra situado en la localidad de Alamillo, en la Calle Ciudad Real, frente al consultorio médico. Según la dirección que se tome para llegar a Alamillo, se encuentra en:
Entrando desde Almadén, a través de la carretera CM-4202, sin dejar esta carretera, lo encontraremos a mano izquierda, una vez pasado el parque infantil.
Entrando desde Puertollano, a través de la carretera CM-4202, lo encontraremos nada más entrar en Alamillo a mano derecha, siendo el edificio que tiene instalado el panel de un lagarto en el lateral.
Para poder visitar el Centro de interpretación, deberá presentar una solicitud previa a través de alguno de los siguientes canales:
En este centro, podemos encontrar numerosos Paneles Interpretativos y dioramas, con la recreación de algunos elementos históricos, como El legado de nuestros antepasados: Las Pinturas Rupestres, la actividad Ganadera y Agrícola en la zona a lo largo de la historia, la importancia de la explotación Minera en la comarca, la Actividad Cinegética, con la muestra de las principales especies de fauna cinegética en la región y reproducciones de la fauna y flora del Bosque Mediterráneo. Si continuamos la visita se puede observar el Ecosistema de la Dehesa, la flora y la fauna protegida, el Juego de los Sentidos que se trata de un juego interactivo a través del olfato, tacto y la vista, los Sonidos de la Naturaleza, Avifauna en Vuelo, así como el paso de las culturas por el Valle de Alcudia, con la recreación de las viviendas típicas: un Chozo construido con retama.
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Alamillo se encuentra enclavado dentro del emblemático y milenario Valle de Alcudia, participando en la sierra denominada Umbría de Alcudia en su extremo occidental, que destaca por ser una zona propicia para el nacimiento de una variada espesura vegetal, entre ella los álamos blancos (Populus alba,), y los álamos negros (Populus nigra) que dan nombre a este pueblo.
El inventario de plantas de la comarca ronda el millar de especies. En las sierras, la riqueza botánica del Valle gira en torno a la familia de Quercus (encinares, alcornocales, quejigales, robledales y coscojales). De arriba a abajo y de izquierda a derecha; hoja de roble, coscoja, quejigo, encina y alcornoque. Entre la vegetación autóctona abundan las plantas aromáticas (romero, tomillo salsero, lavanda,…), otras que resultan tóxicas (garbancillo, torvisco,…) y otras insectívoras (pinguicula, drosera,…).
En el valle habitan una gran variedad de especies animales, algunas de ellas muy abundantes y otras, en cambio, en vías de extinción. Entre las más importantes, debido a su escasez, se encuentran el lince ibérico, la nutria, el gato montés, cigüeña negra, águila imperial ibérica, buitre negro o varias especies de murciélagos. En cambio, son especies abundantes como el buitre leonado, la cigüeña blanca, la grulla,… De aves, hay catalogadas 160 especies; de mamíferos, 45; de reptiles, 21; de peces 15 y de anfibios, 14 especies abundantes y otras que son raras e, incluso, en vías de extinción.
Destacan básicamente dos unidades paisajísticas, el valle y la sierra. En el macizo de Sierra Madrona se dan las mayores altitudes de toda la sierra; el punto más elevado es La Bañuela (Fuencaliente), con 1 323m. Toda esta zona posee unidades morfológicas de gran interés paisajístico, así como un importante valor científico: hoces, gargantas, crestas, valles,… Además, su combinación con los elementos biológicos del paisaje, hace de ella una de las más interesantes expresiones de la interacción y funcionamiento de los procesos ecológicos que se desarrollan en este término.
Restos de antiguas minas, la mayoría de plomo y plata, y otras de carbón: Diógenes, La Veredilla, San Quintín, El Horcajo, Puertollano y Almadén.
Yacimientos arqueológicos como Sisapo (La Bienvenida) o Valderrepisa.
Fuentes de aguas medicinales que sirvieron para ubicar en ellas antiguos balnearios como el de Puertollano o Las Tiñosas, en desuso, o el de Fuencaliente, que continua en actividad.
Pinturas rupestres de Peña Escrita y La Batanera (Fuencaliente), entre otras.
La trashumancia, desplazamiento semestral del ganado en busca de pastos y mejor clima, ha marcado profundamente el valle, generando puestos de trabajo, modelando el paisaje y dejando un legado cultural de importancia internacional. Entre los elementos que mejor representan la trashumancia en la comarca destacan las vías pecuarias, los chozos (viviendas de pasto- res), las ventas (alojamientos, restaurantes,…).
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